Bruxismo

El bruxismo es un hábito parafuncional que consiste en apretar y/o rechinar los dientes, habitualmente durante el sueño nocturno, aunque en muchas personas puede producirse también durante el día, normalmente relacionado con actividades estresantes (mucha gente lo refiere al conducir, durante la jornada laboral, etc). 

Su principal causa es el estrés y las alteraciones del sueño, aunque hay un tipo de bruxismo, el denominado secundario, que es provocado por trastornos neurológicos, psiquiátricos o la toma de determinadas drogas.   Es una patología muy frecuente y, habitualmente, mal diagnosticada. Se estima que pueda afectar hasta a uno 70% de la población adulta, siendo menos frecuente en los niños.   

El tratamiento consta de varios pilares:   

  1. Controlar la causa: práctica de deporte, yoga, adquirir hábitos saludables de sueño, evitar cenas copiosas, no utilizar aparatos electrónicos antes de acostarse, etc, a fin de tener un sueño lo más reparador posible y de liberar el estrés al que está sometido el organismo. En casos más graves puede ser necesario la toma de medicamentos, como las benzodiacepinas, siempre recetadas por un médico.   
  2. Férula de descarga oclusal: consiste en una especie de «placa» de material plástico, realizada por un odontoestomatólogo tras tomar unos moldes de la boca y de valorar nuestra mordida u oclusión, con la finalidad de relajar los músculos de la masticación durante la noche, además de tener una función protectora sobre los desgastes que se producen en los dientes al rechinarlos.   
  3. Fisioterapia: en casos de contractura muscular de los músculos masticatorios, la fisioterapia es una terapia que puede ayudar a mejorar el dolor y la fatiga muscular.   
  4. Toxina botulínica: habitualmente conocida como «bótox», produce una relajación muscular selectiva en las zonas donde se inyecta. En el caso del bruxismo se inyecta a nivel de los músculos maseteros y/o temporales en casos de que exista una importante contractura y siempre de manera complementaria al uso de la férula de descarga. No se debe confundir su uso en el bruxismo, con una finalidad médica, con su utilización en los mismos músculos con fines estéticos. La infiltración de toxina botulínica en esta zona debe ser valorada por un cirujano maxilofacial, como terapia complementaria en el tratamiento global del bruxismo.

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